4 de juny 2011

Jesucrist Superestar



(En el 16º aniversario de la revista ACTUAL)

Bajo la luz cegadora de los focos, las ráfagas de los flases y el brillo mediático de las cámaras televisivas, una complexión atlética, joven y bella, activa sexualmente, como la que atesora el cuerpo pecador yacente, puede poner en riesgo con suma facilidad cualquier idea de castidad aprendida o heredada, puesto que la carne es débil y el rock & roll en un arrebato puede confundir la virtud de la continencia.

La Internet y demás tecnologías de la comunicación sostienen hasta aquí lo dicho y alimentan a su vez, virtualmente, al inter-nauta del siglo XXI proyectando su estela de navegador solitario hacia el devenir con tal ímpetu, que no hay dios viviente que pueda parar semejante acelerón estratosférico. Echando un vistazo al pasado remoto, se supone que en los tiempos del enviado todo debía ser muy precario. Sin comunicaciones de ningún tipo, el poder podía manejar a la población a su libre albedrío. Sin el conocimiento de las cosas el miedo atenazaba la razón y no se podía ver, ni siquiera intuir, aquello que sucedía más allá de uno mismo. Según las fuentes, el enviado apareció en un momento comprometido mientras se gestaba el embrión de una crisis social. Irrumpió en el sí de unas vidas hasta el momento analfabetas de haber pecado, diciendo que con él y con la mujer que le acompañaba viajaba la buena nueva de que en adelante serían todos hermanos. En este punto es necesario aclarar que, de haber hecho una proyección en el tiempo, se hubiese podido visionar en el futuro su ensangrentado fin, un final por otra parte redondo que se reinició con una nueva historia ahíta de luces y de sombras. Entre otros resplandores no faltó por supuesto el rock & roll ni su incuestionable poder de penetración a escala planetaria, lo cual propició la mayor difusión biográfica de la modernidad con ‘Jesucristo Superstar’. La ópera-rock más importante jamás igualada, y sin embargo él no lo sabía en aquel momento, también ignoraba que después del primer contacto con sus adeptos seguirían otros en los cuales hablaría de lo divino, lo terrenal, el liderazgo de grupo y de la figura de un padre invisible dueño y señor del universo que los estigmatizaría a todos con el pecado mortal. Así que el grupo fue creciendo hasta el punto que la autoridad competente decidió tomar cartas en el asunto. En aquel momento de su vida el enviado tenía poco más de treinta años: era joven y bello, activo sexualmente, de complexión atlética como la que atesoraba aquel cuerpo pecador yacente bajo los focos, flases, brillos mediáticos y televisivos.

ed. 196 -Carolina Kembamba - 11 mayo 2011

1 comentari:

  1. Seguint els escrits de la Kembamba me'n adono que encara que el seu és un discurs menopàusic, té l'efecte entranyable de les píndoles juanola.

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